Recogiendo la pelota bateada por La Directa y Aturem Eurovegas, después de la publicación de cien mil ejemplares acerca de Eurovegas y el Delta del Llobregat, precisa y preciosa iniciativa, nos adentraremos un poco en los maravillosos mundos de Mr. Adelson, el mayor donante a partidos políticos de la historia, en concreto al partido republicano de EEUU.
«Créanlo. Si se lanzan a por un proyecto así, el retroceso en derechos laborales y sociales que conllevaría sería prácticamente irrecuperable», comenta Jan West, coordinador de Valencia 558th, espacio de arte-político de San Francisco, acerca de este tipo
de modelo de ciudad. Si a eso le sumamos los ya palpables retrocesos sociales y laborales de los recortes de este gobierno totalmente incapaz, un proyecto como Eurovegas no sólo no nos va a sacar de la crisis, sino que nos va meter en ella hacia un túnel sin retorno.
Con la presión de magnates como Sheldon Adelson o los hermanos Frank y Lorenzo Fertitta, monstruitos creados en las cunas de Wall Street, se fue gestando el actual modelo de Las Vegas. Antes de que se convirtiera en un feroz imperio, Las Vegas era la única ciudad donde el juego era legal y hasta ofrecía buenos salarios a sus trabajadores. Pero la llegada del magnate republicano, que sentó a la clase política en su sofá para explicarles en qué consistía el plan, pudrió las arcas del estado de Nevada.
«Adelson es lo más antisindical que te puedas encontrar en este país. El tema de los sindicatos en mi país significa tener cobertura
médica, dado que aquí la salud es un negocio; una jubilación digna, concepto también privatizado y derechos en el gremio al que pertenezcas… Prácticamente todo aquello que en Europa es cubierto por el Estado o los derechos adquiridos, aquí lo cubren las empresas. Sheldon Adelson no quiere que la clase trabajadora pueda acceder a la salud, la educación y una jubilación digna, o sea, a sus derechos. Espero que no se les ocurra probarlo —comenta Jan—, yo no se lo aconsejo a nadie.»
«El cambio productivo de la industria a los servicios fue un retroceso hacia la precarización de las condiciones laborales en este país. Las llevó a la precariedad máxima y Las Vegas fue el modelo que seguir en cuanto a la experimentación con este tipo de recortes.»
Tras décadas de este modelo sustentado por los republicanos, el estado de Nevada, que es gobernado por los demócratas desde las últimas elecciones, se ha dado cuenta del desastre real que supone a nivel ecológico, laboral, social e incluso económico. Y es que Las Vegas se ha convertido en un modelo caduco y sin escrúpulos cuyo único objetivo es arañar las últimas monedas de las máquinas del Estado.
En la actualidad, un revulsivo para el Estado son las organizaciones que luchan por los derechos de los trabajadores y jornaleros, como Culinary Local 226, el sindicato más antiguo de Las Vegas, con 60.000 miembros y que lleva a cabo un trabajo de denuncia inmenso en contra de las condiciones laborales en los casinos. En este momento, tiene sentados en el banquillo a varios de estos personajes. Pueden consultar su trabajo en www.culinaryunion226.org. Si algo queda claro en momentos como el que vivimos es que los políticos no están para tomar decisiones como ésta.