Has superado todos los obstáculos y enemigos que se te han puesto por delante. Dejas atrás al Asesino Cara de Fantasma, al Genio, al Hombre Método, a Brazos de Oro, al Príncipe Rakeem… Todos han caído ante tus letales habilidades, aprendidas del Maestro Pai Mei. Ahora toca abrir las puertas de la Cámara 36 del Templo de Shaolin; las bisagras crujen pero ceden a tu empuje; preparada y en guardia, te acercas al centro de la habitación, donde una figura encapuchada te espera… con un movimiento rápido a la izquierda, desenmascaras al enigmático personaje, pero no te fijas en las dos afiladas hachas de mano escondidas bajo las mangas anchas de la túnica de tu rival… estás cayendo al suelo, de rodillas, notas cómo se vacía por gravedad tu cavidad abdominal y, mientras un nauseabundo olor a tripas calientes se cuela por tu nariz, miras hacia arriba y ves una mandíbula prominente reír a carcajadas… ¡es el puto Quentin Tarantino!
El nexo
Las películas de artes marciales facturadas en Hong Kong, sobre todo en la década de los setenta del siglo pasado, son la base común con la que tanto The Rza (ideólogo, cofundador, productor musical y MC del mítico grupo de rap Wu-Tang Clan) como Quentin Tarantino han construido sus efectivas coartadas artísticas, uno en el campo musical y otro en el cine. Rza y Quentin se conocieron en 2001, en el evento promocional del relanzamiento del filme Iron Monkey y, tras una charla con pelis hongkonesas y kung-fu de por medio, surgió una alianza.
Las consecuencias
En la extensa Kill Bill (2003-2004), Rza aporta por primera vez su trabajo a un proyecto de Quentin: cinco tracks originales para la banda sonora, repleta de temas «prestados», y la supervisión de la misma. Desde entonces hasta hoy, nos hemos cansado de ver a Tarantino haciendo entrevistas y asistiendo a eventos públicos, vestido con ropa de la marca Wu Wear, demostrando así su apoyo público al Wu-Tang Clan.
En 2010, Rza empieza a rodar en Shanghái lo que va a ser su primera película como director, nacida como idea durante el rodaje de Kill Bill en Beijing, y escrita por él mismo y Eli Roth: «El hombre de los puños de hierro», donde Tarantino ejerce de padrino intelectual y promocional.
El fruto madura a finales de 2012, como una loca historia de asesinos, mercenarios y guerreros en la China del siglo XIX, ambientada sonoramente a ritmo de rap, soul y funk. Pero Rza también se guarda el papel protagonista y escribe, junto al compositor Howard Grossin, el score de la película. Los dos discos del filme inauguran con su publicación el sello Soul Temple Entertainment, otra nueva aventura sonora de Mr. Rza. Para la promo del filme, Rza realiza una minigira de once conciertos, con varios artistas del Clan y otros invitados del soundtrack.
También a finales de 2012, asistimos al estreno de Django desencadenado, con Tarantino en la dirección e incluyendo, por primera vez, temas de rap en una película dirigida por él: los artistas afortunados, los difuntos 2Pac y James Brown, Rick Ross y Rza, que pone música a los créditos finales del filme, con «Ode to Django». Como para que luego vayan criticando la «negritud» de Quentin…