Tejiendo raíces colectivas

 

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Caminaba buscando unos humedales en la Bahía, desde donde me dijeron que se veían unos atardeceres impresionantes. Cuando vislumbrábamos el Downburton Bridge, de repente apareció un huerto comunitario que me dejo alucinado. Ahí conocí Collective Roots, asociación de la Bahía que trabaja dentro del concepto de Food System Change, para el cambio de hábitos en poblaciones con graves problemas relacionados con la nutrición y la salud. «Todo empezó con un huerto escolar para una clase pequeña en el 2000, y después de trece años hay un gran número de huertos comunitarios en la ciudad», nos comenta Nicole Wires, coordinadora del área de Latinos para los talleres de agricultura ecológica. Una vez aquí, oyes y lees por todo el espacio la palabra «comunitario». ¿Qué es para vosotros este concepto? «Yo creo que cuando la gente quiere provocar un cambio de comportamiento, tiene más posibilidades de éxito si existe una comunidad de amigos y vecinos que apoye sus esfuerzos. Por esta razón, además de promover la educación acerca de la explotación social y ambiental del sistema alimentario industrial en este país, trabajamos para construir relaciones entre los miembros de la comunidad.» Os centráis en sectores en riesgo de exclusión social, poblaciones oprimidas por el racismo institucional, pero ¿cómo detectáis la necesidad de cambiar los hábitos alimentarios? «Las comunidades desfavorecidas y marginadas, que se enfrentan a la falta de vivienda asequible, el desempleo y el acceso limitado a alimentos saludables y económicos, tienen que ir más lejos para comprar comestibles. Frente a estas barreras, a menudo terminan consumiendo demasiados platos preparados que no son sanos y provocan un gran daño ambiental y social. Hasta hace cinco años, no había ningún supermercado en la parte Este de la autopista 101, pero sí siete locales diferentes de comida rápida. Pero, a diferencia de en la mayoría de los otros sectores de la economía, en el de la alimentación, los individuos pueden optar por el sistema industrial de explotación o por la autogestión de su propia comida. El simple acto del cultivo reduce el poder de las corporaciones y también aumenta el acceso a una nutrición sana y económica. Para Collective Roots, no es sólo un acto personal, sino también una acción de carácter político.» «Hoy, el movimiento de alimentos sostenibles en Estados Unidos está dominado por individuos con privilegios económicos y de raza. Ellos promueven alternativas al sistema alimentario industrial, incluidos los mercados de agricultores, programas de agricultura respaldados por la comunidad y las prácticas agrícolas orgánicas. Estos esfuerzos producen alimentos que, a menudo, son más caros que los del mercado tradicional. Pero los más afectados por las injusticias de este sistema de alimentación son, en realidad, personas negras y pobres, que no pueden acceder a ellos. Nosotros creemos que el liderazgo en la construcción y representación de las comunidades más marginadas es la forma más poderosa de crear un cambio. Espero que, en un futuro, el movimiento sea más amplio y representativo y garantice que todas las personas tengan acceso a alimentos sanos, asequibles, sin que las grandes corporaciones se beneficien de los malos tratos a los trabajadores del campo.» Nunca un objetivo tan común podría unir a comunidades marginales en Estados Unidos, contra el racismo alimentario, la obesidad y la diabetes; y en favor de la salud y el conocimiento colectivo; tejiendo raíces colectivas, como hacen al Este de la 101.