En el texto que sigue, usaremos el concepto de forma metafórica, para hacernos eco de una serie de mujeres que, dentro de sus estilos musicales, sobre todo rap, grime y dancehall, demuestran un posicionamiento fuerte y argumentado, tanto en lo musical como en actitud, y que merecen sin dudar esta denominación de bad gyal.
Lady Leshurr es una MC inglesa de origen caribeño. Actualmente, en 2018, podría dársele tranquilamente el título de «jefa de la rima en UK»; su soltura y habilidad innatas a la hora de enfrentarse a rapeos vertiginosos, más el dominio del slang y la metáfora, la hacen poseedora de uno de los estilos de rapeo más letales de la escena musical británica. Los millones de visitas que tienen sus vídeos en Internet no se reflejan, en cambio, en contratos discográficos o álbumes publicados: ella, por ahora, prefiere su posición de francotiradora, disparando tracks solitarios de vez en cuando. Es muy conocida su serie de freestyles en vídeo «Queen’s speech», que luego se acabaron convirtiendo en un EP en 2016, que agrupaba todos esos temas sueltos. Si buscas material suyo, tiene nueve mixtapes y cinco EP, publicados a partir de 2009.
Cupcakke proviene de la ciudad de Chicago y, en la vertiginosa y competitiva industria musical estadounidense, ha conseguido una importante repercusión con un discurso impactante, de alto contenido explícito nada complaciente, y facturando unas rimas hirientes a la vez que tremendamente irónicas y divertidas, con abundantes referencias sexuales, en torno a los conceptos, roles y estereotipos, tanto femeninos como heteropatriarcales, predominantes. Su álbum de 2018, Ephorize, el tercero en estudio de su discografía, es altamente recomendable y contiene algunas de las rimas más originales y demoledoras del año. Su posicionamiento político es claramente pro-LGTB, y su discurso busca derribar las telarañas mentales en torno a los géneros.
Stefflon Don es una cantante de dancehall a la vez que MC, nacida en Birmingham pero de ascendencia jamaicana, que se ha convertido en un fenómeno musical a raíz de su propuesta musical festiva y decidida a la vez, con un rigor lírico que la pone en la línea de las mejores voces de este género. Su actitud y estética de femme fatale a la jamaicana, siempre rodeada de su gang, puede llegar a desconcertar, pero detrás puede leerse un claro mensaje de empoderamiento y autosuficiencia femeninos. Su tema «16 Shots» es prácticamente un himno, y ha colaborado con el mediático Skepta en «Ding-a-Ling».
Renni Rucci es una rapper de South Carolina, joven madre de dos hijos, que hasta hace poco trabajaba como exotic dancer —eufemismo usado para referirse a las stripers y bailarinas eróticas—. Han bastado solo unos cuantos freestyles suyos en SoundCloud para demostrar que tiene potencial y actitud. Está siendo criticada en Internet por su procedencia y por parecer otra blanca intentando rapear, cuando realmente su origen es medio irlandés, medio afroamericano. Habrá que prestar atención hacia dónde va la carrera musical de Ms. Rucci.
Nadia Rose es una joven rapper londinense de estilo serpenteante y métrica hiperbólica, cuya familia proviene de Ghana. Por ahora solo ha publicado un EP, Highly flammable (2017), que contiene «Skwod», el track que la ha hecho más popular y que es toda una oda a las girl gangs. Sus características líricas aúnan dobles sentidos, dejes de patois y enrevesados juegos de palabras. Aunque tiene pocas referencias a sus espaldas, muchos ojos y orejas están al tanto de cada uno de sus movimientos en la escena UK.
En el Estado español, desgraciadamente no contamos con ejemplos tan populares como los descritos anteriormente (Spain is always different), pero sí que hay una proliferación de formaciones integradas solo por mujeres, que tienen por denominador común un discurso beligerante que denuncia el statu quo de la «falocracia española», tanto en el ámbito musical como en el social. Vamos con ejemplos…
Machete en Boca es un cuarteto de MC valencianas, formado por La Prima, San, La Charli y Jazzwoman, que se mueven musicalmente entre el rap y el dancehall. Contundencia y estilo, un mensaje directo y cuatro discursos líricos diferentes pero complementarios al servicio de un proyecto musical que está por explotar.
IRA es también un cuarteto en fase ascendente, de MC madrileñas en este caso (Raissa, Sátira, Medea y Elvirus), que se definen abiertamente feministas y que atesoran actitud callejera y discurso político a partes iguales. Preparan para 2018 su segundo trabajo: Rap save the queen.
Tribade, que opera desde Barcelona, es un trío formado por Masiva Lulla, Bittah y Sombra Alor y, a pesar de tener todavía pocos temas en conjunto, cada una de ellas cuenta con una amplia experiencia musical previa, y eso se refleja en su sonido basado en el rap, pero estilísticamente mutante. Como si de superheroínas feministas se tratase, su objetivo musical es acabar con el monstruo de la heteronormatividad y todos sus tentáculos opresores.
Estos han sido unos cuantos ejemplos de cómo están calando the real bad gyals en sectores musicales, a priori excesivamente masculinizados, como el rap, el dancehall o el grime, pero son también un ejemplo de un fenómeno más amplio que está impregnando todos los estratos y entornos sociales, que busca pulverizar la balanza de todos los géneros, a todos los niveles. Podría haber fácilmente una segunda parte de este artículo en un futuro no muy lejano, material hay más que suficiente.