Adolescentes del Raval: sentido común, amor al barrio y buenas letras

Nosheen, Jane Marie, Ikra, Mohamed y Maheen han publicado, junto con otras jóvenes del barrio, el libro Històries del Raval (Blackie Books/Anagrama, 2020)

Històries del Raval. Noves veus adolescents a la Barcelona del 2019 es un libro ecléctico, construido sobre los deseos e inquietudes de un puñado de jóvenes del barrio, que hoy cursan bachillerato en los institutos de educación secundaria Miquel Tarradell y Milà i Fontanals, aunque alguna de ellas ya ha dado el paso a la educación superior. En mayo de 2019, se realizó una llamada a participar en un concurso literario, cuyas finalistas fueron obsequiadas con un taller de narración, impartido por los escritores Miqui Otero y Juan Pablo Villalobos, que se desarrolló en La Central del Raval entre los meses de octubre de 2019 y febrero de 2020. Los textos resultantes de aquella experiencia conforman un volumen de nueve cuentos en catalán y castellano, aunque bien podrían haber sido escritos en urdú, árabe, punjabi, tagalo o rifeño, puesto que sus autores y autoras dominan, como mínimo, cuatro o cinco idiomas por cabeza.
De la mano de Júlia Martí, de Blackie Books, y de Àngela Fernández, «la profa» del INS Miquel Tarradell, nos encontramos con cinco de las personas que firman algunos de estos relatos. «No pensé que sería una de las finalistas —cuenta Maheen—; en ese momento no le veía mucho interés al tema, lo hacía por la nota» [carcajada general]. Nacidas en 2003, Maheen Mahmood (Barcelona), Jane Marie Fernández (Cavite, Filipinas), Nosheen Talat (Gujrat, Pakistán), Mohamed El Yacoubi (Nador, Marruecos) e Ikra Majeed (Barcelona) nos regalan, una soleada mañana de octubre, el tiempo más valioso para cualquier estudiante: la hora del patio; y nos deslumbran con su sinceridad y clarividencia juvenil.
«Para mí, los talleres fueron compartir emoción y transmitir lo que realmente siento. Fue increíble. Una experiencia muy hermosa», rememora Ikra, cuyo relato «El hilo invisible» trenza aromas y sabores por la calle de la Aurora o la plaza de Folch i Torres: «Yo sigo el olor de su perfume, huele a las flores de jazmín. Me encantaría ser los dedos que ahora peinan su pelo». Ikra nos explica que el texto «es una representación de mi amor por el Raval. De este barrio me gustan las diferentes culturas, el movimiento infinito que hay en él. Tiene mucha vida». Jane Marie, cuyo cuento «Una de les meves vides» es un paseo por el Raval con ojos de gato, la secunda: «Como estoy aquí desde pequeña, siento que el barrio forma parte de mi vida». «Vaig a passejar per un lloc que es diu Rambla del Raval, tal com l’han batejat els anomenats humans, a la recerca del meu amic, que és com una versió gegant de mi que mai no parla, però a qui jo sempre explico coses», empieza su cuento en el cual la estatua de Botero, «la mascota del barrio» —aseguran todas—, tiene un papel protagonista. Mohamed, sin embargo, resalta también la cara más cruel de nuestra realidad, los trabajos precarios, la dificultad de encontrar una vivienda. «Cambiar no siempre está bien» es el título del relato de este joven que ha debido sustituir el Raval por L’Hospitalet, a pesar de que acude cada día al instituto aquí, con el esfuerzo que eso implica. «Vivo en una calle oscura. Una calle oscura en un barrio marginal en el que la delincuencia y las drogas abundan», abofetea el principio de su texto. «La profa nos dijo que escribiéramos una historia sobre el barrio —cuenta— y a mí se me ocurrió que el Raval no es como otros barrios… es como más… con calles estrechas… “más sucio” (entre comillas) —aclara— o “menos limpio” que otros. Y cogí esa referencia e intenté exagerarla más, para que pareciera más dramático y poder hacer una historia.» Hablamos de la injusticia de los desahucios e Ikra remata: «Me gustaría que cambiara el hecho de que estén sacando a los vecinos. No está bien que vengan turistas y que, para tener beneficios, echen a la gente que vive aquí desde hace mucho». Y, a pesar de la violencia impuesta a diario por el capital, Maheen es positiva: «No creo que exista algún sitio donde no haya problemas como estos. ¿Me gustaría cambiarlo? Pues sí, pero eso no hace que deje de gustarme el barrio». De hecho, en la leyenda que ha escrito, titulada «La hora mágica», el bien y el mal aparecen como dos fuerzas inextricables: «Si algo malo pasa, otra cosa buena ocurrirá, nunca hay que rendirse o echarse atrás». Y reivindica: «Lo que más me gusta del Raval es cómo me trata la gente, porque… es uno de esos sitios en los que, si estás en peligro, puedes pedirle ayuda a cualquiera. Me ha pasado muchas veces que me sentía acosada y he avisado a la primera mujer u hombre que me he encontrado y me han ayudado. Eso en otros lugares no pasa. He vivido en Londres, por ejemplo, y ahí no me he sentido nada cómoda. Es como zombilandia, todo el mundo está muy distanciado, el ambiente no te hace sentirte acogida». Maheen, a la que en medio de la entrevista se le cruzan palabras en urdú —provocando una risotada general—, concreta: «El barrio no es solo lo que tú ves, es decir, las paredes y el suelo, sino más bien la gente que está allí». Y Nosheen coincide: «En mi calle todo el mundo se conoce, porque en el Raval las calles son estrechitas. Yo siento como si el barrio fuera mi casa. Y sí que hay gente peligrosa, que hace que el barrio deje de ser seguro, por los apuñalamientos y las drogas y todo eso…, pero es que también hay gente que, cuando pasas, aunque no la conozcas, te sonríe y te da los buenos días… aunque ahora, con la mascarilla, las sonrisas no se ven tanto, pero sí los ojos…» [Ikra se suma: «Me vale con ver los ojos…»]. Nadie diría que Nosheen, esta chavala dicharachera, ha escrito un cuento sobre la muerte titulado «11 suïcidis», cuyo clímax es un bofetón etario sobre el cual deberíamos reflexionar con seriedad: «Ho escric. Tot. Tot allò que vaig pensar un moment ara està en paper i tinta. Ploro i em couen les galtes i els ulls, vaig al lavabo i em mullo la cara. Em torno a posar a escriure; “… ara no estaríem en aquesta situació, tot és culpa de la gent gran, dels pares, els tiets, els veïns, els professors. Tots. [….] això és el que feu, mateu gent, podreu dir que tot això són suïcidis i tal, però són assassinats, i vosaltres sou els assassins. Penseu-hi. Penseu-hi bé. Potser els vostres fills són els següents. Corregiu el vostre error i arregleu aquesta societat…”».
Estas cinco personas en construcción (segundo de ba­chi­­­llerato es un año clave) son muy conscientes del momento de cambio que están viviendo —algo que las adultas muchas veces solemos negar, sobre todo cuando empezamos a acercarnos a la vejez, ¿no es cierto?—. Aprendamos de ellas y ellos. De hecho, Maheen escribe: «Todos saludaban a su vieja rutina, mientras yo decía adiós a la mía». Y la ilustradora y quien escribe saludamos a este grupo que, creciendo tal y como lo están haciendo, conseguirán que este mundo y el Raval sean, sin duda, mejores cada día. Y Masala también, si se animan a enviarnos sus textos a masala@ravalnet.org.